Internet es uno de los elementos que ha contribuido a acercarnos un poco al futuro y, por ello, va a continuar evolucionando durante el siglo XXI.

¿De qué manera? ¿Cómo puede seguir contribuyendo la red de redes a que nuestra vida mejore?

Vamos a tratar de explicarlo en las siguientes líneas.

Uno de los horizontes más plausibles que se viene anunciando en los últimos tiempos es el que proclama la llegada del Internet de las Cosas, un término creado por el inglés Kevin Ashton en 1999. Todos sabemos que la red cambia de un modo vertiginoso, por lo que conceptos que parecían muy innovadores ayer pueden quedar obsoletos mañana. Sin embargo, éste que mencionamos ha llegado para quedarse.

¿Por qué? Pues porque Internet cada vez está más ligado a los objetos. Muchos de los aparatos electrónicos que manejamos ya acceden al ciberespacio y pueden comunicarse entre ellos, por lo que el siguiente paso es que todo a nuestro alrededor pueda hacerlo. Sin embargo, para que esta idea se consolide en la realidad tangible se deben catalogar y conectar a Internet unos 100.000 millones de objetos. Cuando esto se consiga, la mezcla entre realidad virtual y entorno real dará como resultado que sepamos dónde está cada cosa en todo momento.

Este avance supondrá, por ejemplo, que se puedan evitar los robos o pérdidas de objetos, o que se reduzcan los accidentes de tráfico causados por la escasa visibilidad.

Vamos aprovechar para hacer un recorrido por lo que ha sido la evolución web

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Web 1.0 (1989-2005)

Hay quienes no recuerdan cómo era el mundo sin internet. Otros, más jóvenes, no conocieron la primera versión de la web: sin redes sociales ni transmisión de videos. Hacia finales de los años noventa antes de la existencia de Google el objetivo era expandir la red, así como hacerla accesible.

A esta fase también se le conoce como web estática debido a que era una herramienta sólo para buscar y leer. Los usuarios solamente eran consumidores de contenido y, por lo tanto, prácticamente no existía la interacción entre usuarios.

Los creadores de contenido eran muy escasos y la web estaba dominada por los primeros buscadores, portales como AOL, Yahoo, Altavista y Netscape.

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Web 2.0 (2005-presente)

A la segunda faceta se le conoce con el nombre de web como plataforma. En ella, la web se hizo mucho más interactiva debido, en gran medida, al desarrollo de distintos lenguajes de programación como Javascript, HTML5, CSS3, entre otros, que permitieron la creación de plataformas más sofisticadas, como YouTube, Wikipedia o Facebook, y el surgimiento de las aplicaciones móviles.

Lo anterior trajo consigo una transformación de los usuarios, quienes pasaron de ser espectadores a creadores (a distintos niveles) por medio de su participación en blogs, redes sociales y el crowdsourcing.

La creación de contenidos por los usuarios transformó, a su vez, los medios de comunicación y la publicidad, por lo que estas industrias también tuvieron que renovarse para encontrar su lugar en las nuevas coordenadas de la web.

El surgimiento y apabullante éxito de Amazon responde a este contexto.

Muy rápidamente la web 2.0 se convirtió en la infraestructura para una economía naciente basada, de una u otra forma, en los datos personales de los usuarios. De acuerdo con Charles Silver, de Forbes, el modelo de negocios de la web 2.0 consiste en vender los datos de los usuarios con fines de marketing mientras “todos tratan de construir una audiencia, recaudar información y monetizarla a través de publicidad personalizada mediante la segmentación del mercado.

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Web 3.0

Finalmente, ¿Qué es la web 3.0? Francamente es difícil esbozar una definición de web 3.0 debido a que existe un debate al respecto.

El término web 3.0 es un concepto algo abstracto y difícil de definir, La divulgación del concepto de web 3.0 ocurrió mediante un par de artículos del New York Times publicados en 2006. En ellos se hablaba sobre la web semántica  como web 3.0; es decir, como si fueran lo mismo. Pero en realidad la web semántica (término acuñado por Tim Berners-Lee y otros investigadores en 2001) es solamente una de las propiedades de la web 3.0.

Fue debido a la popularidad del término web 2.0 que surgió la idea de llamar web 3.0 a la siguiente etapa en la evolución de la web. Este concepto engloba una serie de innovaciones computacionales y de tecnologías de la información  que aún se encuentran en desarrollo o todavía no representan una práctica extendida en la web, es por eso que aún se le considera la siguiente generación de la web.

Estas innovaciones apuntan hacia una integración orgánica entre el mundo físico y el digital, integración que se llevaría a cabo a través de una web inteligente que reimagine el modo en que las personas, los datos y las máquinas interactúan.

A grandes rasgos hace referencia al cambio del uso de Internet y la evolución de los canales emisores de información. Este cambio viene motivado por el desarrollo de la inteligencia artificial, la evolución del Big Data y la aparición de nuevos dispositivos electrónicos como el smartwatch o las neveras inteligentes, haciendo posible la conexión continua a la web.

La relación entre el usuario digital y la empresa ha pasado por una serie de etapas: en la web 1.0 solo existía un creador de contenido y la información era unidireccional mientras que en la web 2.0 el usuario digital cobró protagonismo siendo capaz de ofrecer feedback del producto.

Un buen comienzo para adentrarse en el aprendizaje de la web 3.0 es la formación constante a nivel académico, recuerda que el aprendizaje es un regalo maravilloso, nos permite practicar e identificar posibles errores.

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Bajo estas premisas es lógico preguntarse:

¿Qué nos deparará la web 3.0?

Características de la web 3.0

Aunque de momento solo nos movamos en un mar de dudas, es cierto que podemos hacer predicciones más o menos realistas en base a la evolución que están teniendo los motores de búsqueda en Internet o el software digital.

Lo que es incuestionable es que la web 3.0 está aquí para quedarse y que muy probablemente estemos ante las puertas de un nuevo cambio digital.

Descentralización Actualmente la web tiene una organización jerárquica y centralizada, pero con el surgimiento de tecnologías de libro mayor distribuido (o DLT por sus siglas en inglés) que básicamente son bancos de datos digitales sin un administrador central que están sincronizados y distribuidos en distintos sitios, ya sean instituciones o países, como el blockchain, los datos de los usuarios podrán estar descentralizados y más seguros.

Con una infraestructura descentralizada, la web 3.0 permitirá crear conexiones entre pares (P2P), lo cual, potencialmente, puede reducir el poder de las grandes compañías tecnológicas que monopolizan y lucran con los datos de los usuarios.

La web 3.0 será una gran web de datos. En la actualidad, la web 2.0 ofrece a las empresas una gran cantidad de datos de los usuarios digitales (desde datos personales hasta patrones de consumo). Sin embargo todo parece apuntar a que en la web 3.0 la cantidad de datos crecerá exponencialmente.

En evaluandocrm.com afirman que el desarrollo de la web 3.0 y el Big Data están íntimamente relacionados. Con Big Data entendemos todas aquellas acciones de recogida y análisis de datos que se realizan a gran escala. Los datos posteriormente son usados para llevar a cabo campañas de índole empresarial.

Nova Spivack señala que con la web 3.0, Internet se volverá una gran base de datos. Prácticamente las webs dejarán de conectar documentos para conectar datos. Estos datos mostrarán contenido muy diverso sobre los hábitos tanto personales como de consumo de los usuarios digitales. Serán, por tanto, una fuente inagotable de información para las empresas.

El gran paso hacia la web semántica John Markoll escribió un artículo en el New York Times titulado Entrepreneurs See a Web Guided by Common Sense (‘emprendedores descubren una web guiada por el sentido común’) donde expone la poca coherencia de los sitios web y la necesidad de evolucionar hacia unos buscadores digitales cuyo sistema organizativo y conceptual sea similar al del cerebro humano.

¿Cómo las personas organizamos y clasificamos la información en el cerebro?

¿Cómo respondemos ante estímulos de pregunta-respuesta? La web semántica pretende imitar este comportamiento y lograr que los buscadores sean como asistentes personales, como grandes cerebros capaces de responder preguntas difíciles.

Imagina abrir Google y teclear ‘quiero irme de vacaciones a un lugar con playa, no quiero gastarme mas de 1000 euros y tengo un hijo de 11 años y un perro con diabetes’ y que el buscador sea capaz de ofrecerte una respuesta eficaz que incluya todas las variables que le has dicho.

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Puede sonar a ciencia ficción pero lo cierto es que Google ya dispone de un conjunto de operadores de búsqueda avanzada como el uso del  que ayuda a delimitar la búsqueda (juguetes -eróticos).

También Amazon ha desarrollado a Alexa, un asistente virtual con inteligencia artificial capaz de realizar tareas complejas con un sistema de reconocimiento de voz. Bien podría ser la antesala hacia una evolución más grande.

¿Inteligencia humana o inteligencia artificial?

Los pensadores tecnológicos también se preguntan cuál será el origen de toda la información que existirá en la web 3.0 ¿será orgánico o artificial?

En la web 2.0 o web social el usuario es activo y genera contenido dando su opinión sobre los productos en el mercado. Ayudando de manera indirecta a las marcas para saber qué producto es perfecto y cual es mejorable.

La pregunta es ¿podría la inteligencia artificial hacer lo mismo y elegir los gustos del consumidor?

No se sabe con certeza. Sin embargo, Terri Wells afirma que empresas como Google utilizan programas de inteligencia artificial para predecir qué tipo de música es más famosa. Usando modelos algorítmicos capaces de extraer toda la información de distintos sitios web. Esta información es usada por las discográficas para saber el tipo de música que más les conviene producir.

Inteligencia artificial

La implementación de inteligencia artificial y machine learning buscará que las computadoras “aprendan” a procesar la información como lo haría una persona con el fin de asistir a los usuarios y ofrecer respuestas y resultados más relevantes en un menor tiempo.

Gráficos 3D

Hasta ahora la web había sido bidimensional, salvo por algunos videojuegos, visitas virtuales a museos o interfaces geoespaciales. Pero la web 3.0 pondrá un gran énfasis en el desarrollo de gráficos 3D para crear una web más realista e intuitiva.

Terri Wells afirma también que es muy posible que la web 3.0 sea parecida a la realidad virtual de Second Life. Por lo tanto, los usuarios podríamos tener un yo virtual que camine por todo Internet.

La posible realidad 3D de la web 3.0 está también relacionada con la web semántica, en tanto que los buscadores serán asistentes virtuales.

¿Te imaginas que tu yo virtual entre a una tienda digital de Amazon para comprarse un libro (digital, claro está) y hasta que hable con un dependiente virtual? Pues este sería el objetivo último de la realidad 3D.

En la web 3.0 los usuarios tendrán más control y poder Aunque en el último punto se plantea la obtención masiva de datos de usuarios por parte de distintos canales, lo cierto es que muchos pensadores como Terri Wells afirman que en la web 3.0 el usuario digital será aún más activo y poderoso de lo que lo es en la web 2.0.

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Si hacemos un balance hasta ahora, podemos llegar a la conclusión de que la web 1.0 es de solo lectura, la web 2.0 es de lectura y escritura ya que el usuario puede interactuar con la empresa y dar su opinión. Por lo tanto, la web 3.0 podría ser de lectura, escritura y ejecución.

Según Terri Wells en la web 3.0 el usuario podría ser capaz de crear su propio software de una manera fácil e inmediata

Ubicuidad La web 3.0 buscará alcanzar el ideal de una virtual omnipresencia. Con el desarrollo tecnológico, la web ya no estará solamente en tu computadora o en tu teléfono, sino que formará parte de la vida cotidiana.

Con el internet de las cosas, cada día más objetos están conectados haciendo más literal la idea de una realidad virtual o aumentada.

La web espacial Algunos especialistas piensan que el mayor impacto de la web del futuro será a nivel de la experiencia del usuario debido a que la interacción con la red ya no estará centrada en las pantallas, sino que se habrá transferido al espacio físico. Es por eso que hay quienes se refieren a la web 3.0 como web especial.

En un artículo de 2018, Peter Diamandis afirma que la web espacial transformará al mundo después de haberlo mapeado. Ahí escribe lo siguiente:

El mundo que nos rodea está a punto de iluminarse con capa tras capa de datos dinámicos, ricos, atractivos y significativos. Datos que podrás ver y con los que podrás interactuar. Este mágico futuro se llama web espacial y transformará todos los aspectos de nuestras vidas, desde la publicidad y el comercio hasta el trabajo, la educación, el entretenimiento y las interacciones sociales.

De acuerdo con estas ideas, la web del futuro será muy distinta a lo que conocemos hoy y ocupará un espacio protagónico en el mundo y en nuestras vidas.

En las tres décadas de vida de la web, la importancia de esta herramienta ha crecido exponencialmente. Su presencia ha aumentado vertiginosamente y se ha ido apoderando de más espacios cada vez.

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Quizá no falte mucho para que la revolución que es la web 3.0 tenga lugar y se convierta en una realidad inescapable en la que las máquinas y las personas hayan alcanzado un nivel de integración que hace unos años ni siquiera era posible imaginar.

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